Increíble destino el de Kirill Serebrennikov. Un cóctel explosivo por sí solo. Padre judío ruso. Madre polaco-ucraniana. Nacido en Rostov-sur-le-Don (Rusia), hace cincuenta y tres años. Súmese, con el tiempo, físico acróbata despedido, artista polimórfico (teatro, cine, ópera), agitador empedernido, homosexual y demócrata declarado. Libertad, diversidad, negativa a la asignación de identidad y patriotismo de miras estrechas. Todo lo que el poder ruso aborrece. Tenía que salir mal. Se encontró acusado de malversación de fondos, puesto bajo arresto domiciliario en 2017, condenado a tres años de prisión condicional en 2020. Escapó de la cárcel rusa en marzo de 2022. La liberación de La esposa de Tchaikovsky, impactante retrato de una alienación, equivale para el director a una liberación.
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En 2013, pensaste en el proyecto Tchaikovsky. ¿Por qué no se hizo en su momento y cómo ha evolucionado desde entonces?
Porque el proyecto dañó el monumento del músico como desea hoy el gobierno ruso. En mi país se prefieren los monumentos a los seres humanos. En verdad, el carácter -y el estatus- de Tchaikovsky en Rusia es tan complejo, ha evolucionado tanto con el tiempo, que puede sustentar no una sino diez películas. El mío ofrece sólo un ángulo de visión, el de su atormentada relación con su mujer a causa de su homosexualidad. Pero hay que entender que en ese momento su música, aunque fue el primer músico ruso en hacerse famoso en Occidente, no se consideraba rusa en Rusia.
El sufrimiento y el amor ciego de esta mujer nos invitan a considerar la película como una poderosa metáfora de la alienación del pueblo ruso de un poder que nunca ha dejado de desangrarlo…
La película es un espejo, todas las interpretaciones obviamente son bienvenidas y la tuya, en el contexto actual, merece consideración. Pero, sinceramente, cuando escribía la película, nunca pensé en la esposa de Tchaikovsky como una encarnación del pueblo ruso. Más bien la veía, cuando hasta ahora había sido considerada una pequeña burguesa idiota, como una especie de personaje trágico. La culpa en la carrera recayó en el músico, que tendrá útiles para el adelanto de su matrimonio, y el negocio simplemente se convirtió en una pesadilla.
Estás presenciando hoy, por fin libre, el estreno de una película escrita y filmada bajo la opresión. ¿No es un sentimiento extraño?
Es todo el tiempo que la extrañeza nos ha acompañado. Rodamos la película durante la pandemia, con el miedo en el estómago. Cuando lo terminamos, en Rusia se habían promulgado leyes para mejorar la censura que hacían imposible su explotación. Gran parte de las imágenes filmadas luego terminaron en Internet, probablemente por los servicios secretos, para desacreditarme. Entonces estalló la guerra y fui acusado, durante la presentación de la película en Occidente, ¡de hacer propaganda rusa!
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