Examinado desde el lunes 20 de marzo al final de la jornada en la Asamblea Nacional, el proyecto de ley “relativo a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024 y por el que se establecen otras disposiciones diversas” debería ver ferozmente discutido su artículo 7. Prevé la legalización, con fines experimentales, de la videovigilancia automatizada hasta finales de 2024. Hace tiempo que los fabricantes del sector anhelan un ajuste del marco legislativo pero que está provocando que asociaciones de defensa salten libertades civiles, eurodiputados de izquierda e incluso, más recientemente, eurodiputados.
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¿Cómo funciona la videovigilancia automatizada?
Tecnologías algorítmicas (VSA) o de videovigilancia automatizadas, a veces denominadas “videovigilancia inteligente” por los fabricantes del sector, se basan todos en un mismo principio diferente: utilizar algoritmos para analizar grandes cantidades de imágenes de videovigilancia con el fin de extraer información.
“Muchos municipios han instalado cámaras de videoproteccióndetalla un empleado de una empresa del sector. Pero no pueden procesar y monitorear estas transmisiones de video en tiempo real. Lo que les vendemos es una solución a este problema. » Visualización acelerada de largas horas de imágenes, sistema de alerta en tiempo real ante la presencia de personas o vehículos en un perímetro determinado, detección de concentraciones de personas o allanamientos, identificación de comportamientos sospechosos… las posibilidades son infinitas.
Sin embargo, según el principio diferente del reconocimiento facial, el VSA ofrece herramientas de identificación que están cerca de él. Este es, por ejemplo, el caso de la solución Briefcam, una empresa entre las líderes del mercado, que brinda a los operadores de video la posibilidad de filtrar a las personas filmadas según su género, color de piel o vestimenta. Muchos ayuntamientos ya utilizan sistemas automáticos de lectura de matrículas que, por ejemplo, identifican a los usuarios que no han pagado su aparcamiento. Una práctica contra la cual el La Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL) advirtió ya en 2020.
¿Qué dice la ley actual?
La videovigilancia en espacios públicos está prohibida por defecto pero autorizada bajo condiciones desde 1995: cada instalación de una cámara debe estar sujeta a la autorización de la prefectura. Según la CNIL, este principio de «licitud» (una tecnología no puede desplegarse sin un texto limitado que lo autorice) se aplica a otras herramientas de vigilancia que pueden vulnerar las libertades fundamentales, como la videovigilancia automatizada. “Tales dispositivos no son de ninguna manera una simple “extensión” técnica de las cámaras existentes, calificó a la institución en 2022. Modifican su propia naturaleza a través de su capacidad de detección y análisis automatizado. »
A pesar de esta prohibición en principio, la vaguedad legal que subsiste en torno a la VSA ha permitido que muchos municipios u organizaciones se apoderen de ella. Es por ejemplo el caso de Valenciennes, en el Norte, que hasta 2021 utilizaba tecnología Huawei para identificar comportamientos sospechosos e intrusiones en determinados perímetros. O incluso la ciudad de Libourne, en Gironda, y la RATP, que ha estado experimentando con estas tecnologías desde 2018.
¿Por qué se critica la VSA?
“La videovigilancia por algoritmo plantea los mismos problemas que el reconocimiento facial”, jueza Noémie Levain, abogada de La Quadrature du Net. Esta principal asociación francesa para la defensa de las libertades públicas y digitales denuncia «los mismos riesgos para las libertades públicas y las mismas posibilidades de abuso por parte de las fuerzas del orden, cuyas prácticas racistas han sido ampliamente documentadas». Una crítica ampliamente compartida por Amnistía Internacional, que también apunta a en un comunicado emitido en enerola baja efectividad de estas tecnologías en la lucha contra el crimen.
Son sin embargo una necesidad, replican a coro el gobierno, los parlamentarios de la mayoría y las organizaciones representativas de las empresas del sector. Todos ven en el VSA un medio adicional de garantizar el mantenimiento del orden durante el evento deportivo, sin optar por una tecnología tan intrusiva como el reconocimiento facial. “Seguimos al pie de la letra las recomendaciones de la CNIL”aseguró, a principios de marzo, la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, ante la Comisión de Leyes y Asuntos Culturales de la Asamblea Nacional.
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La fase experimental prevista por el proyecto de ley se extiende hasta el 31 de diciembre de 2024, pero todas las asociaciones están preocupadas por una generalización a largo plazo. “Esta ley es un caballo de Troya para instalar de forma permanente videoprotección automatizada en espacios públicos”denuncia Noémie Levain. “Una estrategia clásica” grandes eventos deportivos, dice el activista, ampliamente documentado por Jules Boykoff, autor de Juegos de poder: una historia política de los Juegos Olímpicos (Volver, 2016). “Desde 2001, todos los Juegos Olímpicos han servido de pretexto para el despliegue de nuevas tecnologías de seguridad”así decide con el Mundo el académico estadounidense. En 2012, por ejemplo, los Juegos de Londres propiciaron la generalización de la videovigilancia en las calles de la capital. También implementado de forma experimental durante la Copa Mundial de Fútbol de 2018 en Rusia, el reconocimiento facial todavía se usa hoy para monitorear a toda la población de Moscú.
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