Huevos tirados en la cara del Ministro de Agricultura durante una discusión en Polonia, tractores búlgaros bloqueando las vías de acceso a Rumanía o incluso agricultores rumanos anunciando una huelga, el viernes 7 de abril: los escenarios del descontento se multiplican en el entorno agrícola de Europa Central.
En estos países al frente de la guerra en Ucrania, los «corredores de solidaridad» de la Unión Europea (UE), que supuestamente garantizaría la evacuación de los cereales ucranianos tras la invasión rusa de 2022, tanto por carretera como por ferrocarril, no han funcionado como se esperaba. Con este fin, la UE había suprimido los derechos de aduana sobre la importación de cereales ucranianos en territorio europeo.
Sin embargo, desde hace varios meses, toneladas de trigo, maíz, colza e incluso girasol ucranianos han invadido los mercados agrícolas de los cuatro países miembros de la UE fronterizos con Ucrania (Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Hungría), así como de Bulgaria. Resultado: los productores de granos de la región se quejan de la caída de los precios y de los silos desbordados.
«Escudo para la industria alimentaria»
“Me veo obligado a deshacerme de la mitad de mi cosecha de maíz. (2022) a precios bajos para hacer espacio, pero los compradores ahora son escasos”testifica Edward Zaba, que cultiva 400 hectáreas de trigo y maíz en la Baja Silesia, en el suroeste de Polonia. “Estamos contra la pared. No tenemos absolutamente ninguna idea de qué hacer”, enjuiciar al agricultor, que lamenta que no se haya difundido mejor la ayuda a los productores ucranianos para vender su producción en los mercados mundiales. “Sobre todo porque no fueron los pequeños agricultores ucranianos los que pudieron enviar sus cereales a Polonia, sino las grandes granjas de capital extranjero en Ucrania. »
El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki ha admitido querer «ayudar a transportar estos cereales a África»
Los compradores de los mercados de Europa Central terminaron cediendo a las sirenas de los cereales ucranianos abundantes y de buen precio, rehuyendo las cosechas de los productores locales, que se vendían a un precio más elevado. “Hay quienes vieron la manera de lucrar con la venta, otros forraje barato y para otros más era cuestión de hacer etanol o jarabe de maíz con eso”. Análisis Mate Csizmadia, economista húngaro especializado en agricultura. La situación es tanto más difícil porque “El costo de los insumos, en particular de los productos fitosanitarios, se ha disparado desde 2021”. Por no hablar de los de energía.
Te queda el 50,5% de este artículo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.