Il Senado francés aprobó el 8 de febrero por abrumadora mayoría de los votos emitidos la resolución presentada por Valerie Boyer y Bruno Retailleau, relativo al reconocimiento del genocidio de los asirios-caldeos, cometido por el Imperio Otomano en 1915-1918. Este es obviamente un evento importante e histórico. Por primera vez en Francia, la cuestión del genocidio de los asirio-caldeos se somete a un examen público, seguido de una votación.
La dramática noticia de los cristianos orientales en Irak, Siria y Artsaj no tiene dudas. En este contexto, la situación de los asirio-caldeos, comunidad que sufrió persecuciones, peregrinajes y dispersión, hace que se haya trazado la historia.
Al hacerlo, se trazó un paralelo entre las persecuciones de la organización Estado Islámico y la tragedia genocida y etnocida de los asirios-caldeos por parte del Imperio Otomano en 1915-1918. Esto explica por qué esta tragedia entró poco a poco en la mente de la gente y los políticos la aprovecharon para incluirla en el debate público.
Gran tragedia llamada «Seyfo»
Cabe recordar que las propuestas habían sido presentados a la Asamblea Nacional durante los últimos diez años, aunque no pudieron pasar las distintas etapas. Durante años, François Pupponiexdiputado de Val-d’Oise y exalcalde de Sarcelles lucha por el reconocimiento del genocidio asirio-caldeo, en nombre de la verdad y la memoria de las víctimas.
Qué pasó ? El comienzo del XXmi siglo está en el origen de su drama y permanece en su memoria colectiva, el de la gran tragedia, llamada Seyfo, es decir, «la espada». La extensión de la devastación y el campo de daño son enormes. La tragedia de 1915-1918 trastornó profundamente sus vidas y trastornó su sociedad. Las jerarquías sociales y religiosas han sido arruinadas y completamente desintegradas. Este fue el punto de partida de su dispersión en el mundo.
Recuérdese que entre 1915 y 1925, los asirio-caldeos fueron un tema internacional ampliamente debatido, aunque el recuerdo de su tragedia de alguna manera se desvaneció entre 1925 y 1970, para reaparecer a partir de 1980.
Estas masacres se produjeron en una zona muy amplia, en el este de Anatolia, en Hakkari, en Mardin, Diarbekir, Kharpout, en Tur Abdin, en el norte de Irán, precisamente en Azerbaiyán, en el frente turco-persa, en las mismas condiciones y casi en los mismos lugares que los armenios y con una intención similar, que apuntaba, según objetivos fijados, a homogeneizar el Imperio y «turkificar» el país.
Le queda por leer el 58,37% de este artículo. Lo siguiente es solo para suscriptores.